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FAMA. Lucha contra el expediente de crisis

Pere Caldes “l'experiencia Baix Llobregat” 

FAMA S.A,  había sido creada en Barcelona en los años 40 en plena posguerra, al ser pionera en su campo y sin demasiada competencia, siempre había funcionado sin problemas destacables. A finales de los 40 se trasladó al polígono Almeda de Cornellà.

Cuando yo estaba allí, aunque un tercio de los trabajadores sobre todo técnicos, encargados y oficinistas vivían en Barcelona, el resto vivían en el mismo Cornellà, L'Hospitalet y por el resto de la Comarca. La edad media superaba los 45 años, los únicos que no llegábamos a los 30 éramos una veintena que habíamos entrado casi juntos en 1972. El miedo, por no decir pánico a quedarse sin trabajo era muy grande. Por suerte, en el Baix Llobregat contaban con la experiencia valiosa de la lucha contra el cierre por expediente de crisis de la Rockwell-Cerdans de Gavà unos años atrás. Además el líder indiscutible de aquellas luchas Paco Ruiz Acevedo seguía a la Coordinadora de Comisiones Obreras y también era uno de los responsables del PSUC en la Comarca. Si bien por aquellas fechas yo me movía dentro de las Comisiones de Barrios y Fábricas (organización paralela potenciada por Bandera Roja) siempre había primado la unidad de acción, así no fue extraño que pudiéramos contar a través de Ruiz de la experiencia de la Rockwell.

En enero de 1972 año en que entro a trabajar, FAMA SA se dedicaba a la elaboración de materiales plásticos diversos: la Fàbrica1 piezas de baquelita prensadas e inyección de termoplásticos; la Fàbrica2 film por extrusión y posterior impresión y cortado para elaborar bolsas. Me contrataron para la Fàbrica2 (extrusión).

Antes de finalizar el período de prueba de 3 meses me llama la Dirección Técnica y después de un pequeño examen me proponen como adjunto del Técnico de Control de Calidad. Acepté la responsabilidad entre otras cosas porque me permitía una gran movilidad por todo el recinto de producción y así fui dejando charla tras charla, con unos y otros, las semillas básicas de mi pensamiento. Era como un resumen de prensa democrática alternativa ambulante.

Conseguí antes de acabar el año 72, que el Convenio Colectivo de empresa no se negociara de hombros a los trabajadores y se convocara la primera asamblea para informar. Aunque por convicciones políticas no creía oportuno seguir la línea propuesta por el grueso de CCOO en el sentido de participar en las elecciones a cargos sindicales (tal como había propuesto el PSUC desde hacía tiempo), en la práctica era evidente que facilitaba el inicio de actividades sindicales. Así para convocar dicha primera asamblea me dirigí a los cargos sindicales y si bien sólo pude contar con la complicidad de dos de entre diez, (uno de ellos era José Peña colaborador de las Comisiones de Barrios y Fábricas), al final, a regañadientes convocaron la asamblea. Los únicos que hablemos de forma inteligente y comprensible y lanzamos propuestas fuimos yo desde el público y Peña como cargo sindical. Se introdujeron algunas mejoras pero fue un Convenio como la mayoría, cocido y arreglado entre cargos sindicales y la empresa, sin más lamentable.

Una vez firmado el Convenio de FAMA que a pesar de sus deficiencias, había mejorado algunas cosas, la Dirección me advierte del disgusto que les había dado: "usted nos ha fallado, tanta confianza que nos despertó, le habíamos puesto en un lugar de mucha más responsabilidad y resulta que usted ... ". No les acababan de salir las palabras ... Los ayudé: "lamento que la Dirección haya sido informada tan equivocadamente, probablemente por alguien que me tiene envidia, pero yo cumplo las expectativas y no ha habido ni una sola falla en la tarea que realizo, el control de calidad no ha fallado en ningún momento y yo sigo tan ilusionado con el primer día ... "

Cuando hacía un año que trabajaba en FAMA, un rumor se extendió de boca en boca: la Dirección quería presentar un Expediente de Crisis para echar a cerca de la mitad de la plantilla: más de un centenar de trabajadores a la calle.

El 23 de enero del 73 la empresa concretó el expediente de crisis: suspender durante 6 meses el contrato de 290 trabajadores, para posteriormente reducir la plantilla despidiendo a 121. Con una mirada superficial ya se veía que había "gato encerrado" , tras enviar 6 meses en casa a más del 90% del personal directamente productivo, quien sentido tenía decir que habría 121 despedidos, es decir 170 readmisiones? Poco después lo veríamos claro: de tan Maquiavélico se les veía que no jugaban limpio.

Pero vayamos por partes. El papel que jugaría en todo el procedimiento la representación oficial de los trabajadores era muy importante, tanto, que después de arrinconar mis prevenciones a utilizar la posibilidad de ser cargo sindical oficial, con la complicidad de José Peña empezamos a pensar la manera de introducirme en el jurado de empresa. Aprovechando la jubilación de un cargo sindical y la dimisión de otro junto a las "oportunas renuncias" de los sustitutos, se tenían que convocar unas elecciones sindicales extraordinarias. Así se hizo y me convertí en representante oficialmente reconocido de los trabajadores. La experiencia conseguida de primera mano en este sentido, hizo que más adelante, dentro de Bandera Roja planteara el cambio de línea que habíamos llevado hasta entonces, así se borraba de paso, un elemento de práctica sindical que nos separaba de las CCOO oficiales influidas por el PSUC.

Era evidente que había "gato encerrado": la mala situación económica de la empresa era real, pero pudimos demostrar que había sido inducida por decisiones incomprensibles a primera vista ... Pero totalmente comprensibles si resulta que el principal acreedor de la empresa era al mismo tiempo el principal accionista. Este individuo, llamado Lipperheide, ya estaba montando en otra población de la Comarca dos nuevas empresas: COMINSA encargada de proyectar y producir los moldes nuevos para la inyección de plásticos y PLASTIPACK donde se realizaría la producción de las piezas y el extrusionado, todo con maquinaria nueva de trinca. Al poder demostrar esta maniobra, la Delegación de Trabajo no pudo admitir los términos del expediente tal y como se había formulado originariamente. Acabó aceptando una regulación por tan sólo un centenar de trabajadores durante 4 meses, que afectó sobre todo a los trabajadores de Fabrica2 y de la sección de moldes, que en principio eran las que el principal accionista pensaba llevarse a las dos nuevas empresas. Al quedar al descubierto la maniobra, el Consejo de Administración de FAMA -formado en un 90% por la familia Lipperheide- aceleró el proceso ya finales de año, antes de cumplir el período establecido, más de la mitad de los trabajadores afectados ya tenían un nuevo puesto de trabajo a las nuevas empresas, conservando a grandes rasgos, las condiciones laborales que disfrutaban en FAMA. El resto de afectados que no iban a las nuevas industrias, también se reincorpora al trabajo antes de lo previsto, ya que las necesidades de la producción así lo exigían. En todo este proceso la Comisión de Fábrica empezó a funcionar casi como una Gerencia alternativa, algo que no habría sido posible sin la complicidad de varios encargados -recuerdo la combatividad de Quilez- y varios administrativos -a destacar la labor de Miguel Ortiz -... las conclusiones, las trasladábamos a nivel oficial en las reuniones del Jurado de Empresa ...

En la Comisión de Fábrica habíamos considerado que la maniobra era imparable y que la única actitud razonable era impedir el fraccionamiento de los trabajadores. Única manera de poder tener una cierta fuerza de negociación. Y nos salió bien. Era evidente que la moral era alta, la plantilla se había acostumbrado a participar en asambleas ante los problemas y confiaba en los líderes, organizados en una comisión de una decena de miembros, la representación oficial de los trabajadores al Jurado de Empresa aún no coincidía, ni mucho menos, con la Comisión de Fábrica, hubo que esperar a las elecciones sindicales de 1975 para "copar todos los cargos".

Disponíamos de estudios cuidadosos hechos por economistas independientes que avalaban la viabilidad de la FAMA original después de la segregación. Pero dos hechos vinieron a oscurecer el panorama: En primer lugar la "Crisis Internacional del Petróleo del 73" con incrementos brutales del precio del Brent que repercutieron en el de los materiales derivados como los plásticos. Así la materia prima pasó de ser un coste relativamente pequeño en comparación al coste de la mano de obra, a ser, por el contrario, el principal coste de producción junto al de la energía. Este hecho desaconsejaba la opción de constituir una Cooperativa que había sido una de las amenazas que hacíamos a la empresa si no se comportaba con lealtad.

El segundo hecho que nos torpedeo fue que la empresa inmediatamente que los accionistas satisfagan sus deudas, tramitó a escondidas y con la complacencia de la Administración una moratoria en el pago de las cotizaciones a la Seguridad Social. Esto lo hizo sin informar a los trabajadores y alargando los términos de la moratoria de forma sistemática, hasta unos niveles que hacían sospechar fuertemente de la administración de la SS Pasado un año, también dejaron de entregar las cotizaciones de los trabajadores que en cambio sí nos descontaban del salario. Aquí fue cuando nos enteramos que el principal acreedor era la Seguridad Social y que ésta había embargado, los terrenos, toda la maquinaria y los stocks. Tenían la barra de preferir matar la empresa antes de llegar a acuerdos con los trabajadores, y habían encontrado directivos suficientemente serviles como para hacer la jugada.

Nos permite una pequeña venganza: acusar, por el penal, de apropiación indebida al responsable de las liquidaciones a la Seg. Social ya que nuestras cotizaciones nos habían sido deducidas de los salarios y como no se habían satisfecho, la empresa las había robado, fue un placer indescriptible cuando la guardia civil vino a buscar al Gerente y se lo llevó esposado. Seguro que se trataba de las pocas veces que la guardia civil fue tan ampliamente ovacionada por toda una plantilla de trabajadores. Pero sólo era cuestión de tiempo, la deuda acumulada era difícilmente salvable y aún llegaban más notificaciones de bancos, entidades de crédito, que se habían ocultado antes del expediente del 73. La suspensión de pagos ya no era tal, se trataba de un quiebra fraudulenta, y con ello jugamos al gato y al ratón, la Dirección había quedado tocada con la detención y el Gerente ya veía su inhabilitación, por unos cuantos años, flotante-le sobre la cabeza, además a las últimas elecciones sindicales que organizó el Sindicato Fascista, la Comisión Obrera de la fábrica había copado más del 80% de los miembros ... la Dirección ya no contaba en poder maniobrar engatusando y sembrando la desunión entre los trabajadores. Oficiosamente, pondremos las cartas sobre la mesa: sabíamos que la situación era insalvable pero no admitiríamos la liquidación de FAMA hasta que tuviéramos asegurado: jubilaciones anticipadas a partir de los 55 años con el máximo establecido para cada categoría, los mayores de 40 años garantizar el máximo período de subsidio e inclusión en todo tipo de cursos, préstamos y subvenciones, para todos, las indemnizaciones por despido máximas establecidas legalmente ... Tuvimos la suerte de que este periodo de lucha abierta y cerrada que duró un año y medio comenzó coincidiendo con la Primera Huelga General exitosa (en solidaridad con los despedidos de ELSA y SOLVAY y por un Convenio Comarcal del Metal) y acabó con la Gran Huelga General de Enero 1976 (Solidaridad con los despedidos de Laforsa y por el Convenio Comarcal del Metal).

Esta coincidencia no fue casual sino en gran medida buscada por nosotros de modo que antes de explotar los conflictos gordos ya estuviéramos negociando con las autoridades. No sólo fuimos diligentes en el aspecto legal donde jugaron un papel primordial los abogados laboralistas del Despacho Fina-Avilés, sino que mantuvimos una ocupación de la fábrica durante medio año para impedir que se llevaran la maquinaria por sorpresa. Medio año ocupada por pequeños piquetes, por no cansarnos antes de tiempo, pero con una red bien organizada de teléfonos y avisos que nos permitía concentrarse en menos de 3 horas a toda la plantilla a la factoría. Esta ocupación no fue denunciada a las autoridades por la Dirección (ya he dicho que había un acuerdo oficioso), a cambio, nosotros no lo predicábamos abiertamente. Sólo al final, para conseguir que se nos adjudicaran los máximos de cotización (cuando en realidad no se había cotizado nada) hicimos una ocupación pública y notoria de la factoría durante 3 días hasta que la Policía nos desalojó. Los antidisturbios quedaban muy sorprendidos cuando veían aquella plantilla tan tranquila y ordenada de gente "tan grande". También hicimos un encierro en la Iglesia de Cornellà, con una semana de diferencia de la efectuada por obreros de Laforsa.

La última acción fue una "ocupación relámpago" de la Delegación del Trabajo de Barcelona: a lo largo de la mañana, cada uno de los cargos sindicales entrábamos acompañados de una decena de trabajadores y cuando fuimos todos dentro, repartidos por diferentes plantas del edificio, nos pusimos al unísono las chaquetas de trabajo. Éramos unos 150: los pasillos de un par de plantas quedaron llenas del color azul de nuestra ropa de trabajo.

Estábamos en plena huelga general comarcal. El Delegado Provincial de Trabajo ya nos conocía y sabía lo que queríamos. No abandonamos la Delegación hasta que aparecieron unas actas de la Inspección de Trabajo reconociendo las máximas cotizaciones para todos. Era el final, ya sólo quedaban los abrazos y los adioses. Lluís que ya había superado la edad de jubilación me abrazaba con lágrimas en los ojos, diciéndome "y pensar que habíamos dicho que los jóvenes erais todos un grupo de comunistas que nos llevaríais a la ruina ...", yo también emocionado le contesté: "en lo que no se equivoca es que somos comunistas". Bueno, en realidad nos decíamos eurocomunistas. La gran mayoría de militantes de Bandera Roja nos habíamos integrado de forma ordenada en el PSUC en Cataluña y el PCE en el resto del Estado, conservando la antigüedad de militancia y con responsabilidades equivalentes o equiparables. No fue una fusión sin recelos, ya que en fuerzas aspectos, los nuevos venidos sintonizábamos más con las nuevas tesis eurocomunistas de Santiago Carrillo que a ciertos militantes antiguos del propio PSUC.


Problemas en la empresa FAMA 1973 
 La Voz del Llobregat 17-07-1973

El pasado miércoles gran cantidad de trabajadores de la empresa de plásticos FAMA, que cuenta con una plantilla de 230, trabajadores aproximadamente se reunieron en asamblea en los locales sindicales para recibir información sobre la situación existente en esa empresa en lo que se refiere a la celebración de las vacaciones correspondientes a este año, que la Empresa, alegando necesidades de producción, quiere adjudicar de la siguiente manera: tres turnos consecutivos de diez días y los días restantes, 16, cuando la Dirección lo crea oportuno. Los trabajadores solicitan se formen cuatro turnos en el período de julio y octubre, para celebrar las vacaciones íntegramente, pues consideran que las necesidades de la producción pueden resolverse y en este sentido han interpuesto demanda ante la Delegación Provincial de Trabajo.

Asimismo se informó que de los 107 trabajadores que hace unos meses fueron despedidos al aprobarse una solicitud de Expediente de crisis, ya tan sólo existen 40 sin trabajar en la empresa, que están acogidos al seguro de desempleo que se les concede en condiciones bastante favorables; continúan las gestiones para su readmisión. La Vanguardia 7 de noviembre de 1975


Encierro en «Fama» de Cornellá 1975
La Vanguardia 7 de noviembre de 1975

De nuestro corresponsal en Cornellá, Jaime Funes, nos comunica que los trabajadores de la empresa Fama, de Cornellá situada en el polígono industrial del barrio Almeda se encerraron en la fábrica, después de una asamblea autorizada, a las 11 de la mañana de ayer, para conseguir la permanencia en sus puestos de trabajo.

Durante el tiempo que duró el encierro se realizaron diversas gestiones ante los diversos organismos para conseguir lo que no habrían alcanzado por ningún otro cauce.

A las 7:10 de la tarda fueron desalojados por la fuerza pública a pesar de que habían comunicado al Gobierno Civil que estaban encerrados y que no pretendían de ninguna manera alterar el orden público.

Peticiones al delegado de Trabajo 

Se ha llegado a esta situación crítica después de numerosos meses de incertidumbre y a la vista de que la empresa iba e cerrar y se iban a quedar sin sus puestos de trabajo. A la puerta de la fábrica figuraba una gran pancarta que decía: Queremos el puesto de trabajo.

Igualmente, los productores han redactado un escrito dirigido al delegado provincial de Trabajo en el que solicitan, entre otras cosas, que se presione dueño de la empresa para que busque una solución satisfactoria a la situación actual y permanezcan en el trabajo los 160 trabajadores que actualmente tiene la fábrica. Después se insta a la Delegación de Trabajo para que tal como consta en la resolución de regulación de empleo de este año se pasen las actuaciones a la autoridad judicial, porque tal -coma consta en este expediente de -regulación de empleo existen indicios de que hay responsabilidades de otro orden y no sólo laboral que podrían interesar a la autoridad judicial. Igualmente, los trabajadores insisten en este escrito en que se llegue a algún otro tema que conduzca a que la empresa salde las deudas de varios millones que tiene contraídas con ellos y que de ninguna manera consiguen cobrar.

También se pidió a la Delegación de Trabajo que actualice los seguros de desempleo que actualmente cobran, ya que han quedado totalmente desfasados con el coste de la vida.


Fue desalojada la factoría FAMA S.A 1976
Los trabajadores se hallaban encerrados desde el viernes.



Ayer, fuerzas de orden público entraron en la factoría de Fama S.A, en Cornellá de Llobregat, y desalojaron a los 129 trabajadores de aquella empresa que permanecían encerrados desde la tarde del pasado viernes, en apoyo de sus reivindicaciones salariales, que la empresa no aceptaba por estar atravesando un momento de dificultades económicas.

Concretamente lo encerrados solicitaban un aumento de seis mil pesetas mensuales; en tanto no se firme el nuevo convenio. La plantilla de la empresa es de 300 trabajadores,

El alcalde de Cornellá, don José M. Ferrer, se había entrevistado el domingo con uno de los trabajadores encerrados, el señor Barrios que además es concejal del mismo Ayuntamiento, advirtiendo que si no abandonaban su, actitud y terminaban su encierro voluntario, la fuerza pública procedería a desalojarlos, circunstancia que se dio en la mañana de ayer sin registrarse incidentes.

Durante las jornadas del sábado y del domingo, fueron muchos los grupos de trabajadores de otras empresas de la comarca que se acercaron a la factoría de Fama, S. A, cara manifestar su solidaridad con los trabajadores encerrados. Asimismo los vecinos de Cornellá dieron muestra de solidaridad con aquellos trabajadores, organizando recogida de alimentos, mantas y objetos de utilidad para los recluidos.

A la salida del encierro una comisión de los trabajadores de Fama S.A, se trasladó a la Delegación Provincial de Trabajo de Barcelona, para entrevistarse con el delegado. El señor Royo Segarra recibió a la comisión, anunciándoles que a través del Fondo de Protección el Trabajo se tramitará la jubilación anticipada para los afectados por el expediente de regulación de empleo en aquella empresa y del que se beneficiarán los nacidos antes del mes de enero de 1917

Por otra parte se va a prorrogar, sin indiscriminación, el Seguro de Desempleo que venían percibiendo desde hace un año, hasta que encuentren aquellos trabajadores un nuevo empleo y además, ante las manifestaciones hechas por los trabajadores, se someterá a los tribunales de justicia la determinación de las posibles responsabilidades por parte de la empresa.

 La Vanguardia 13 de enero de 1976


Fotos: José Ballesteros Alfonso

Las 3 fotos están realizadas en el año 1949/ 1950. En esos años los trabajadores de la empresa la FAMA, muchos de ellos vecinos del barrio, realizaban en carnavales y durante el entierro de la
sardina, una parodia de misa en clave de humor, en la que uno disfrazado de cura presidia la ceremonia.


Tal fue la transcendencia de esta peculiar procesión, que enterado el párroco de Cornellà , de tal parodia, solicito a la dirección de la empresa la FAMA , que prohibieran aquel acto sacrílego que sus trabajadores realizaban cada año en carnavales.

La empresa transmitió la prohibición a los trabajadores, que no pudieron volver a realizar aquel peculiar y concurrido entierro de la sardina.