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Ecos del Baix Llobregat

Ecos del Baix Llobregat de Paris a Madrid

1- Una mañana del año 1974, a la hora de entrada en las fábricas, un coche oscuro recorre el barrio Almeda de Cornellà, donde se encontraban la Pirelli, Laforsa, Fama y Cláusor, después la zona de Siemens, Elsa, Plásmica y sigue hacia la Corberó en Esplugues. Viaja despacio. Le sigue un vehículo camuflado de la policía político-social. En el coche oscuro viaja de incógnito José García Hernández, Vicepresidente Primero del Gobierno y Ministro de la Gobernación de Arias Navarro. Así lo narró Josep María Ferrer Penadés, alcalde de Cornellà y más tarde subgobernador de Barcelona. Era el año 1974 y ya se hablaba desde hacía tiempo del “cinturón rojo” de Barcelona, del Baix Llobregat. El responsable de la seguridad del Régimen quería conocer el territorio y viajó desde Madrid para inspeccionarlo personalmente.

2- Otro día de aquellos años de plomo, un domingo por la mañana, Gregorio López Raimundo, secretario general del PSUC, asistía a una reunión en un taller de confección de Sant Joan Despí. Muchos militantes obreros lo conocieron aquel día y quedaron impresionados al encontrarse en aquella reunión clandestina ante aquel personaje mítico de la resistencia democrática. Según contaría el propio Gregorio tiempo después, aquel día salió con tiempo de su escondite en Barcelona y recorrió, sin bajar del coche que lo llevaba, el escenario de las fábricas donde se había iniciado la huelga general del 74 y los barrios de la parte baja de Cornellà.

3- París. Verano de 1974. El final del Régimen de Franco se intuye y Franco acaba de ser internado por una flebitis. En una asamblea de españoles muy numerosa, unos militantes troskistas explican que “en la huelga general del Baix Llobregat la gente en Cornellà desautorizaba a los líderes obreros y pedían armas para levantarse contra el franquismo”. Entre los asistentes a la asamblea figuraba por causalidad un grupo de jóvenes de Cornellà que hacía turismo en moto Luis Campo, Miquel Salas, Carles Esteban y Raimon Junyent- y que habían sido especialmente activos en aquella huelga. “Decirnos en qué calle de Cornellà pedían eso porque nosotros estuvimos en todas las manifestaciones y no lo escuchamos”, les desautorizaron. En aquella época toda organización antifranquista presumía de tener presencia en el Baix, cierta o inventada como en este caso. 4- Madrid. Septiembre de 1976. El Gobierno Suárez arranca ante el escepticismo de los demócratas y algunos que venían preparando elecciones desde hacía tiempo se atreven a hacer pronósticos ante algún periodista. El más destacado en aquellas fechas inciertas era Antonio García López, promotor meses después de un Partido Socialdemócrata sin éxito, persona considerada muy próxima a la Embajada americana. En el despacho de su empresa, “Crédito Federal”, en la calle del Segre 14, muy cerca del Estadio Santiago Bernabeu, me mostró una proyección electoral, según un supuesto de sistema electoral mayoritario, no proporcional,por distritos. “¿Quiere saber cuántos diputados tendrían los comunistas si hubiera elecciones en España y se autorizara su presencia?. Cinco. En Madrid, Sevilla, otro en las cuencas mineras de Asturias, otro por la margen izquierda del Nervión y uno más por el Bajo Llobregat”. La CIA, pensé, tiene nuestra comarca en cuenta. No dejaba de ser un éxito. Podríamos poner otros ejemplos, aunque es suficiente para destacar el eco externo de los movimientos reivindicativos del Baix , como el de aquel general del Ejército que en una reunión en el Ministerio de Gobernación (Interior) no se le ocurrió decir mayor insensatez que ésta: “España tiene dos problemas, la ETA y Cornellà”.
Cornellà era percibida como el núcleo de una movilización constante que sorprendía por su constancia y porque en realidad sumaba varios movimientos: el obrero, el urbano y el cultural. A la concentración industrial, el Baix añadía una realidad penosa en servicios e infraestructuras.

Riada de 1962, Calle León XIII
En 1962 las riadas del Llobregat ya asolaron varias poblaciones, desde Martorell a El Prat, aunque Rubí, Terrassa, y Cerdanyola, en el Vallés, pagaron con un altísimo en precio en vidas humanas aquella catástrofe. En Septiembre del 71, al quedar protegidas Molins, Sant Feliu i Sant Joan por el talud de la autopista, el río entró con mayor virulencia todavía en la parte baja de Cornellà, especialmente en la calle Rubió i Ors y los barrios de Riera y Almeda. Aquella vez las protestas populares saltaron y prosiguieron años hasta conseguir la canalización del Llobregat. Para entonces ya existían las Comisiones de Barrio de Cornellà que avanzaban paralelas a las Comisiones Obreras y UGT. Y existía también un movimiento cultural apreciable en torno al Patronat, el Orfeó Catalonia y otras entidades. Todos aquellos brazos de la oposición al franquismo fueron a converger en la Assemblea de Catalunya, organización en la que estaban agrupados partidos, sindicatos, colegios profesionales, organizaciones de la Iglesia y representaciones territoriales. El Baix estuvo representado desde su fundación por Francisco Ruiz Acevedo hasta que fue detenido en la reunión de Santa María Medianera en octubre del 73. Le sustituí tiempo después en varias reuniones y acordamos impulsar Assemblees en toda la comarca, desde El Prat a Martorell y Esparraguera, desde Gavá hasta Molins y Sant Just. Aquellas reuniones eran la expresión nítida de esa convergencia de movimientos antifranquistas: el obrero, el urbano y el cultural.

Diada de 1976 en Sant Boi

En Cornellà con la incorporación a la Assemblea de Eduard Gisbert soñamos incluso con que los empresarios se unían a nosotros. Y desde luego, fue muy importante el apoyo de algunos sacerdotes como Mossén Jaume Rafanell, de Santa María de Cornellà- centro, Olaguer Bellavista de Sant Jaume en Almeda, Salvador Torres de Sant Miquel y el jesuita Joan García Nieto en San Ildefonso y, de hecho, en toda la comarca. Su palabra y su compromiso con el Baix desbordó cualquier acotación geográfica.


Unas 100 mil personas asisten a la Diada.
Aquella constante representación del Baix en la Assemblea de Catalunya y el peso de la comarca en la lucha antifranquista tuvo un premio moral: ser la sede de la primera gran Diada, el 11 de septiembre de 1976, en Sant Boi de Llobregat. Fue la primera manifestación verdaderamente multitudinaria en Catalunya después de la Guerra Civil.
Pere Portabella, coordinador de la Assemblea, lo recordó así en una entrevista en El Pais de Catalunya, 25 años después: “Queríamos hacer la Diada en Barcelona para que tuviera mayor resonancia pero en la negociación con el Gobernador Civil, Salvador Sánchez Terán, concluimos que arrancábamos por fin el permiso o la tolerancia, a cambio de sacar la concentración fuera de Barcelona. Recuperamos entonces en el Secretariat la propuesta de Manuel Campo, que en nombre del Baix había sugerido Sant Boi porque en su Iglesia parroquial está enterrado Rafael de Casanovas y hasta allí llegó aquella multitud”.

Aquella noche, la del 11 de Septiembre de 1976, en las redacciones de todos los periódicos de España se buscó en el mapa el Baix Llobregat. Fue como la puesta de largo. Durante años habían publicado noticias de la comarca, de sus huelgas generales, de las protestas por las inundaciones, pero hasta entonces aquellas informaciones nunca había merecido honores de fotografía y mapa.Algunos colegas llamaron a periodistas de Barcelona pidiendo ayuda porque no encontraban la población de Sant Boi, citada por las agencias, y no lograban situar la concentración. “Está, está. Fíjate en el río Llobregat, sube desde su desembocadura hacia arriba y es ahí, al lado de Cornellà, donde pone San Baudilio”.


Marcha de Cornellà a Sant Boi en la Diada de 1976


Manuel Campo Vidal
Memoria antifranquista del Baix Llobregat

Febrero del 2006

DIADA DE 1976