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Antonio Muntañola 1962

El Pensamiento abril 1962
Foto: Jaume Alcacer

Muntañola, el émulo de Anquetil Su bicicleta le acompaña siempre, es su novia más querida y la trata como una piedra preciosa, la observa con la esperanza de un porvenir triunfante —que no dudamos alcanzará— porque su notable afán por el deporte del pedal, traspasa el límite de lo aficionado, para internarse en una fiebre continua por la bicicleta. Las horas que le da al pedal son muchas cada día: siempre con ahinco y firmeza, sellando las carreteras con una técnica y una valía realmente importantes. Anquetil le llaman, y a esta altura podrá llegar y rebasar si sus esfuerzos no decaen. Desconozco su domicilio en la barriada, pero la bicicleta tan pulcra y bien dejada me indican el albergue familiar del ciclista.
Sale Muntañóla y le pregunto: —¿Desde cuándo te viene la afición al ciclismo?
—Desde muy pequeño a los 16 años, empecé a correr carreras, con el C. C. Cataluña, donde pertenecí un año, después pasé a formar parle del Club de Cornellà.

—¿Te cuesta sacrificios practicar este deporte?
—Muchos, pero los hago con gusto.
—¿Cuál es tu máxima ambición dentro del deporte ciclista?
—Llegar a ser un gran corredor y emular las hazañas de los grandes de la carretera.
—¿Qué triunfos has conseguido para C. C. Cornellà?
—He ganado dos campeonatos sociales y quedé en 5º lugar en el Campeonato de España de aficionados, que se celebró en Girona.
—¿Cuál ha sido tu mejor momento?
—En los citados campeonatos de España, estaba muy bien preparado, pero pille un resfriado días antes y esto me resto fortaleza.
—¿La carrera más importante en la que has participado?
—He corrido muchas carreras por etapas, la Barcelona - San Quirico de Ba sora, de tres etapas, me clasifiqué en 10 lugar, y después la Barcelona - Odena, de cuatro etapas, en la cual en la última iba destacado, pero me cogió flato y tuve que abandonar muy a pesar mío.
—¿Te entrenas cada día?
—Si, en el trabajo me dan toda clase de facilidades y hago cada día una marcha de 16 a 115 kilómetros, a Sitges, Sant Sadurní, Ordal y Begas.
—Tenemos entendido que en la subida a Begas invirtió en unos entrenamiento 15 minutos, cuando Canardo en sus tiempos lardó 17 minutos.
—¿Cuántos corredores tiene el C. Ciclista? —Nueve.
—¿Hay buena armonía entre todos?
—Sí. Nos llevamos muy bien, y nos ayudamos unos a otros cuando es necesario Gracias, Antonio, y que tus triunfos marquen cada día un signo ascendente.

J Flo