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Can Mercader

Documento: Andrés Sánchez Vega
  Como se evito, que esta zona verde de Cornellà, fuese destruida por la expeculación inmobiliaria de los Ayuntamientos franquístas de la época.

La lucha por el parque. 

El conflicto se desata por la previsión de construir viviendas dentro del recinto ajardinado de la Finca Belloch-Pozzali espacio destinado a parque urbano según el Plan Comarcal de 1953. 
En la redacción posterior del Plan Parcial se reservaba más de la mitad del espacio a zona de ciudad jardín para así sufragar los gastos de la construcción y mantenimiento de una residencia de estudiantes universitarios, que también debería construirse en el interior del recinto. Por todo ello, el parque quedaría reducido a la mínima expresión. 
Tras la elaboración del Plan Millas la cuestión de la Fundación quedó para posterior estudio. Los vecinos del barrio de Almeda se mostraron, desde un principio, en contra de la propuesta de la Fundación y así lo hicieron constar en varios escritos dirigidos al Ayuntamiento, que en un principio aceptó la propuesta de la Fundación incluyéndola en el Plan Parcial Almeda

La oposición de los vecinos a esta iniciativa fue total y exigieron que se respetase como zona verde abierta a los vecinos tal como constaba en un escrito de denuncia “... por ser el único pulmón posible en un barrio rodeado de fábricas”. 

En los años 1969-1970, y con nuevo alcalde, se siguió intentando el cambio de calificación de los terrenos. 
Sin esperar ninguna calificación, sin ningún permiso y con la total convivencia y pasividad del Ayuntamiento, la fundación Belloc-Pozzali, empieza a construir el edificio que había de ser sede de su residencia de estudiantes, a pesar de ser una finca declarada zona verde. 
Gracias a la decidida acción de los vecinos, las obras se pararon, y no se llegaron a construir los bloques de las viviendas proyectadas. 

En un nuevo pleno celebrado el 5-11-70 (según relató Constancio Pérez, uno de los concejales asistentes, defensor del mantenimiento de la finca como zona verde ), la votación resultó con un empate a seis votos con lo cual por tercera vez era rechazada la propuesta de las alcaldías, por no reunir los dos tercios favorables. Sin respetar ninguna regla, el alcalde, en forma improcedente insistió nuevamente a los concejales que habían votado en contra, por lo que dos concejales cambiaron su voto, sin que aun con ello, la prepuesta del alcalde alcanzara los dos tercios de los 16 miembros del Consistorio imprescindibles para el cambio de zona verde. 
El acuerdo del Pleno se trasladó a la Comisión de Urbanismo para que ésta a su vez la trasladase al Ministerio, en forma parcial por ambigua, en el sentido simple y reducido de que el Pleno se había manifestado favorablemente al cambio. No obstante, antes de que el Ministerio decidiese, la prensa se ocupó del tema, aireó el acuerdo real del Pleno y los vecinos de Almeda insistieron e incluyeron entre los puntos de oposición al Plan Parcial de su barrio la reivindicación de estos terrenos como parque urbano. 

A principios de 1971, el Centro Social Almeda y el Grupo Cívico explican el problema a todo el barrio, buscan asesoramiento técnico y recogen 3.000 firmas de los vecinos en contra de las afectaciones del Plan Parcial Almeda y la desaparición de Can Mercader como zona verde. 
El 15 de junio de 1971, una comisión de vecinos, acompañada por más de 200 personas hasta la puerta del ayuntamiento, entregan al alcalde las 3.000 firmas, mientras tanto fuera la Guardia Civil, detiene a uno de aquellos jóvenes, Ramón Rull (que llegaría a ocupar la concejalía de Urbanismo en los primeros ayuntamientos democráticos por el PSUC). La reacción es contundente: Jordi Salesa Callé Manuel Campo Tolosana, miembros del grupo cívico, expresan claramente al alcalde Josep María Ferrer, que no marcharan hasta que el detenido no sea puesto en libertad. El alcalde se ve forzado a intervenir delante de los miembros de la Guardia Civil desplegados desde Barcelona. Aquella misma noche, al cabo de unas horas de su detención, es liberado. 
El Ministerio de la Vivienda respondió el 25 julio de 1971 manifestándose en el sentido de que no había lugar a cambiar ni modificar la calificación del Plan Comarcal de 1953, favoreciendo así los intereses de los vecinos de Cornellà y salvándose con ello, definitivamente, esta zona verde. 

En 1974 la Comisión Provincial de Urbanismo de Barcelona compra por cincuenta millones de pesetas estas trece hectáreas de terreno a la Fundación Belloch-Pozzali, y las cede gratuitamente al Ayuntamiento de Cornellà para que sean destinadas definitivamente a parque público. La unión de los vecinos y los resultados positivos de su oposición a varios proyectos de la planificación dio pie a un sinfín más de denuncias de las carencias y problemas que persistían en el barrio.