
El 14 de mayo de 1939, cuarenta y cuatro días después del final de la guerra civil, el gobierno del general Franco implantaba la cartilla de racionamiento, un documento que afectaría a toda la población y que daría derecho a recibir una serie de productos racionados proporcionados semanalmente por la Comisaría de Abastos ( llamada con mayor precisión “Comisaría de Abastecimientos y Transportes” ). Entrábamos en los años cuarenta y con ellos llegaban las cartillas de racionamiento y el hambre. Se dijo entonces que había que racionar los alimentos y que había que desarrollar una política económica autárquica destinada a lograr el autoabastecimiento de productos alimenticios. Teóricamente, las cartillas de racionamiento tendrían carácter provisional, sólo para asegurar el abastecimiento a la población mientras llegaban tiempos mejores. La medida provisional acabó siendo una especie de larga condena que duró trece años, un mes y un día.